Venezuela a secas
La actitud es el reflejo del liderazgo y Maduro no puede reflejar nada porque es, sencillamente, un incapaz redomado, por lo que la actitud de los suyos infiere, sobresalientemente sobre la tediosa actitud que está llevando a efecto
Cada día me
quedo más perplejo con la capacidad intelectual de algunos dirigentes de
diferentes naciones y creo, sin error a equivocarme que el Presidente de
Venezuela, el Sr Maduro es el más incompetente académica y formalmente de todos
los países latinoamericanos e, incluso de los que conforman el tercer mundo.
Lejos de ser
consciente de sus propias y extensas limitaciones este denodado señor cada vez
que habla mete la pata de una manera estrepitosa, pareciera que lo hiciera
aposta porque tanta estupidez acontecida en un solo ser humano es causa
suficiente de inhabilitación y acogida en un centro de preescolar.
Él sólo se las
apaña para estar a la gresca con todo el planeta tierra, como si estuviese sobrado
su bello país que están pasando unas calamidades indignas de su historia de la
que los propios Canarios nos hemos hecho eco a partir de innumerables viajes de
nuestros ancestros en aras de obtener una vivencia mejor y, de hecho
conseguirla.
Este dudoso
Presiente carece de curriculum alguno y, encima, su señora fue presa en su
momento por asaltar coches blindados por lo tanto, que autoridad moral dispone
semejante personaje para dar lecciones de integridad y eliminación de
violencia, es, sencillamente esperpéntico.
La actitud es el
reflejo del liderazgo y Maduro no puede reflejar nada porque es, sencillamente,
un incapaz redomado, por lo que la actitud de los suyos infiere,
sobresalientemente sobre la tediosa actitud que está llevando a efecto.
En un país
absolutamente dividido, con unas elecciones cuando menos preocupantes, con una
beligerancia y abuso de poder sin precedentes nos tenemos que enterar por
vídeos caseros de lo que realmente acontece y es de una parquedad sin
precedentes.
Si Maduro ya de
por sí actúa irresponsablemente, igual pronunciamiento se ha de dar a la
comunidad internacional, ¿cuántas muertes serán necesarias para entender que se
está elucubrando una guerra civil?, ¿es siempre preciso llegar al límite para
adoptar medidas que se observan tangiblemente que se convertirán en hechos
consolidados?.
Venezuela va a
peor, el número de muertos es una incógnita, los medios de comunicación no
inciden en profundizar en la verdad que acontece y quien lo paga nuevamente es
el pueblo.
El último albor
intelectual de este sujeto ha sido romper relaciones con Panamá y,
sorprendentemente, los petroleros venezolanos, entre otras embarcaciones que
han de pasar por el Canal de Panamá ya ésta les ha cerrado el paso por lo que
tendrán que bordear, íntegramente el continente, aseverando y agravando la
crisis económica galopante de la que por sí ya se encuentran inmersos.
En otro orden de
cosas, hay que preguntarse como un país como Venezuela se pliega de manera
inexorable a los designios de Cuba, lo propio es fijarse en potencias
reconocidas e intentar aprender de ellas para subsistir, sin embargo se
embarcan en un proceso anacrónico defenestrado en todo el mundo con la
finalidad de perseguir una quimera filosófica imposible de atender en un mundo
necesitado de globalización y exenta de Dictadores.
Para más inri,
aquellos apátridas venezolanos que residen en España lanzan campañas de apoyo a
Maduro, si realmente creen en sus premisas, les invito a que vuelva a
Venezuela, en 15 días estarían de vuelta vacunados de tanta sarta de
estupideces.
La ONU ha de tomar cartas en el asunto a la voz de ya, anticiparse a una guerra civil cuasi consolidada y dar un ejemplo al mundo de completa austeridad y equilibrio en la toma de decisiones de esta índole.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.







Observador | Jueves, 20 de Marzo de 2014 a las 09:42:27 horas
No se puede plantear debate sobre este desequilibrado mental, que habla con los pajaritos y no sé cuantas peroratas enfermisas, que se introduce en el decadente estado revolucionario, donde el peligro camina en ajigantados pasos de locura contra la sociedad no contaminada por este "rabo de vaca"
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