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ANTE LOS PROBLEMAS DE CIMENTACIÓN

RIU Oasis advierte que si paralizan la demolición sólo durará doce años más

MARCOS PONTE / NOELIA VIERA / EFE
Sábado, 02 de Febrero de 2013
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El arquitecto de la cadena señaló que desde el inicio de la polémica demolición, RIU ha considerado que no era conveniente formar parte del debate

[Img #12618]La Cadena hotelera RIU advirtió este sábado que la paralización de la demolición del Grand Palace Oasis Maspalomas ocasionará la pérdida de categoría, de clientela y sólo mantendría la instalación en  funcionamiento doce años más, ante los serios problemas que presenta su cimentación.

Así lo aseguró en rueda de prensa el arquitecto del proyecto de nuevo hotel, Francisco Hernanz, quien encabezó un recorrido con los periodistas por las vetustas instalaciones para aclarar que “RIU no tiene nada que ocultar y que, hasta ahora, “se han publicado informaciones falsas sobre su proyecto”.

Hernánz ha asegurado que en un primer momento la decisión era la de rehabilitar y no demoler, debido al coste más elevado y la duración de los trabajos, “pero hacer una inversión millonaria en rehabilitar un edificio que no es funcional y cuya estructura tiene fecha de caducidad no es coherente, pues sería tirar el dinero a la basura”, manifestó.


[swf object]Los dos principales aspectos que han motivado la decisión de derribo, han sido por un lado, el diseño de sus espacios, que no cuentan con el tamaño necesario. Los techos son demasiado bajos, las habitaciones son pequeñas y su distribución general no es funcional.


Por otra parte, la conservación del hotel debido a problemas de cimentación. Señaló que los ambientes junto al mar son los más agresivos y la estructura metálica del hotel Oasis es la más vulnerable. 


Además, tiene el problema añadido de las filtraciones de la red de aguas fecales, “que en épocas de lluvia, llegan incluso a inundar los bajos del hotel lo que ha deteriorado todavía más la cimentación”, explicó el técnico.


El arquitecto, que estuvo acompañado por la abogada de la cadena en Canarias, Águeda Borges, junto a otros directivos de la cadena en las islas, señalo que desde el inicio de la polémica demolición, RIU ha considerado que no era conveniente formar parte del debate.


Ante las entidades que reclamaron ¿Por qué calla RIU? ¿Por qué se lo enseña a TUI mientras hurta el debate a la sociedad canaria? O ¿Qué trata de ocultar RIU?, respondió que primero se los muestra a su socio TUI porque es accionista y coopropietario del hotel.


Pero además, se lo muestra a la sociedad canaria, pero a través de las personas designadas por ella para que se encarguen de estos temas, tales como los técnicos competentes del municipio, Cabildo de Gran Canaria y Gobierno de Canarias.


Hernanz aprovechó para repasar las ideas externas a la cadena mallorquina que se han generado en los últimos meses: que se tire y que se deje sólo un palmeral, que se tiren él y todo el resto de hoteles y que toda Meloneras sea un parque natural o, que se tire y que hagan lo que quieran, seguro que será mejor que lo que hay ahora.


Además, se ha propuesto que se demuela la mitad para restituirlo a su condición original, que se conserve, pero que se permita ampliar, que debería hacerse un edificio alto y fino, para que ocupe poco terreno o, entre otras, “que, oiga, me gusta esa parcela suya se la cambio”.


Pero la última de las feas maniobras semanales del Grupo Lopesan , añadió, ha superado todo lo visto hasta ahora: “hacer una presentación pública plagada de falsedades de un proyecto ajeno ante los medios; esto ya nos obliga a salir al paso”, argumentó.


El Palmeral


La presentación del nuevo proyecto estuvo precedido de los cambios en la zona desde 1961, lo que justifica el cambio de orientación del hotel y sus accesos, ya que el edificio actual da la espalda al palmeral, sus habitaciones miran al mar, a la plaza de la entrada o unas a las otras, y sus zonas comunes miran todas hacia el atrio central.


En aquel entonces sólo se encontraba El Faro de Maspalomas y “no existía el palmeral”, tal y como desmostró con la proyección de vías imágenes aéreas de la época.


“El mito del palmeral natural, preexistente, antiquísimo, violado y repartido entre los hoteleros, no se sostiene”, argumentó gracias a las fotos aéreas históricas, que demuestran su creación hace 50 años para el hotel, principalmente con palmeras dactilíferas y washingtonias traídas de la península; y palmeras canarias traídas de barrancos cercanos.


Por otro lado, señaló que en 1981 se instalaron en la zona el hotel Oasis y el palmeral, el hotel Palm Beach y el IFA Faro, momento en el que tenía sentido tener la entrada al hotel a través del palmeral y dar la espalda al páramo que hoy ocupa el hotel Costa Meloneras.


Nuevo proyecto


La inversión del proyecto está cifrado en 52 millones de euros de los que 6 están destinados al equipamiento, con un plazo de ejecución de 18 meses, a expensas de que el Cabildo de Gran Canaria rechace la declaración de Bien de Interés Cultural propuesto por la cadena Lopesan.


Respecto a la nueva estructura del edificio, el proyecto propone cambiar la entrada principal hacia la avenida que conduce al Faro de Maspalomas, puesto que el acceso principal del edificio se ha quedado pequeño.


En este sentido, la entrada incumple la normativa turística y ni los autobuses, ni los coches, pueden maniobrar en la plaza de las Palmeras al entrar al hotel.


Según explicó el técnico Franciso Herranz, el edificio actual es un “edificio encerrado en sí mismo”, cuyas vistas dan la espalda al palmeral. El nuevo edificio propone un esquema lineal de manera que las zonas comunes tengan amplios ventanales a ambos lados, con amplias vistas al palmeral y las habitaciones tengan vistas al mar.


Entre otras de las mejoras destaca la ampliación de las zonas comunes, para que el cliente pueda hacer “más vida en el exterior” y crear una continuidad entre todas las zonas ajardinadas, que actualmente no existe.


Habitaciones


Uno de los principales problemas del hotel Oasis es la accesibilidad de las habitaciones que incumplen la normativa vigente, ya que casi todas cuentan con un escalón que para muchos clientes – en su mayoría mayores- supone una gran dificultad y un riesgo para su seguridad.


La directora del hotel,  Marisa Ábalos,  aseguró que en temporada alta es muy complicado poder ubicar a los clientes, debido a la dificultad de accesibilidad en muchas habitaciones, y por comodidad, ya que “no se ajustan a la calidad de un hotel de 5 estrellas”.


El hotel proyectado tiene 450 habitaciones de las que 425 son dobles y el resto son suites. En los nuevos dormitorios dominan los espacios abiertos integrando tanto la zona de descanso, como la de recreo y baño. Se propone un diseño moderno, fresco y donde predomine la luz natural.


Aparcamientos y fachada


Otra de las carencias del hotel es la falta de aparcamientos, que cuenta con 20 plazas y que con la ampliación pasarían a 172 con la nueva planta de sótano.


En cuanto al aumento del volumen construido, la altura y el número de habitaciones, RIU no se ha beneficiado de ninguna concesión extraordinaria a éste respecto, ya que se le aplica el mismo rasero que a todo el mundo, el PGOU de 1996 y los Decretos de estándares Turísticos.


Lo que ocurre es que, mientras la mayoría de edificios de la zona, más modernos, han alcanzado ya los límites permitidos, el hotel actual estaba bastante por debajo: “incluso con el nuevo edificio seguiremos sin agotar los máximos permisibles”.


En el nuevo hotel, su revestimiento se mantendrá de piedra volcánica, que ayuda a integrarlo en el palmeral, y también, se aprovechará la madera que muchos mencionan, si bien ésta no pertenece al diseño original.


Las obras culturales que se encuentran en el establecimiento, entre ellas algunas del autor Pepe Dámaso, serán donadas al Cabildo de Gran Canaria.


Superficie


El hotel de cinco estrellas, que tiene una ocupación media del 70 por ciento, fue construido en 1965, dispone de 332 habitaciones y ocupa una superficie construida con cinco plantas de 23.230 metros cuadrados, en una parcela de 56.000 metros cuadrados.


El nuevo establecimiento, ampliará la superficie construida a 33.640 metros cuadrados, cuyo máximo permitido son 36.400; mantiene el mismo número de plantas, y eleva la altura de 20,10 a 23,30 metros.


Asimismo, incrementa de 332 a 450 las habitaciones (la normativa permite hasta 459),  la superficie media de las habitaciones es de 42 metros cuadrados, cuyo tamaño mínimo pasará de 21 a 28 metros cuadrados, a tenor de los estándares turísticos actuales.


A pesar de la ampliación se desconoce si la plantilla de trabajadores se mantendrá o aumentará, una decisión que aún no ha estudiado la cadena.

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