El concierto de Julio Iglesias en Guinea
No sé si se habrá vacunado. Para lo que si se es que no se ha vacunado para tratos con dictadores, que encima han tenido la suerte de encontrar petróleo en sus aguas territoriales
Teodorín ha organizado un concierto de Julio Iglesias en Malabo para el que no quedan ya entradas. Para los aburridos y aporreados guineanos la llegada de cantante español va a ser algo providencial, en una país donde no te puedes echar fuera del plato lo más mínimo porque allí están las huestes y sicarios del régimen para impedirlo. Se considera todo “un acontecimiento histórico”, casi histérico. La verdad es que a mi Julito ni fu ni fa, pues me suena más a gato maullando que a un cantante de verdad. Pero es una opinión. A otros quizás les puede parecer fabuloso. Pues muy bien y que les aproveche.
Quizás la aparición de Julio Iglesias en Guinea Ecuatorial refuerce un poco su decadente trayectoria, (y vive mas de sus rentas) pues creo que el hombre ya no está para esos trotes tropicales. No sé si se habrá vacunado. Para lo que si se es que no se ha vacunado para tratos con dictadores, que encima han tenido la suerte de encontrar petróleo en sus aguas territoriales, que ya se encargan las multinacionales de explotar, dejando pingües ganancias para el clan Obiang, sus amigos y fervientes partidarios. Creo que aprendieron bien las lecciones de nuestro dictador Francisco Franco, que exigía adhesiones inquebrantables para poder triunfar en su régimen exento de libertades. Y si no era así, dedícate a exiliarte, si podías, o eras presa fácil de la Brigada Político-Social , de nefasto recuerdo, de la que , por cierto, todavía queda por ahí algún que otro superviviente).
Según las informaciones pertinentes (de Human Rights Association) el concierto de Julio Iglesias ha costado 830 millones de euros (supongo que será de euros, ¿o son petrodólares?) Pero ya digo, Teodorín, al que le encantan las mansiones en el extranjero, los coches deportivos y hasta los “jets” privados, no se priva de nada con tal de que su pueblo disfrute de lo lindo, aunque sea una vez en su vida. Este posible heredero del tiránico “reino de Guinea Ecuatorial”, ha sido también ministro de Agricultura y Bosque. Como se sabe, otra de las riquezas de esta antigua colonia española es la madera de sus bosques, que se han ido talando sin posibilidad de reposición alguna, y me temo que, como ocurre en muchos países de África, (entre ellos Liberia) pronto no quedará nada que talar. Es la desgracia de numerosas naciones de África, regidas por dictadores, “domesticados” por las grandes potencias que se dedican al expolio de las riquezas africanas.
En fin: malas compañías tiene Julito Iglesias, como las tiene el presidente Rajoy que ha ido a Marruecos a negociar con otro dictador coronado, para, entre otros asuntos, acabar de hundir la agricultura española, y muy especialmente la canaria. Si no que se lo digan a Rafael Hernández o a Roberto Góiriz.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.
Paco Díaz | Martes, 09 de Octubre de 2012 a las 15:57:30 horas
Felicidades por tan excelente y oportuno artículo en que resaltan el gran valor que Vd, da a los derechos humanos éstos por lo que en su dilatada carrera de periodista ha hecho hincapié. Aunque quisiera aprovechar esta oportunidad para recordar que todos los empresarios canarios, después de sus nativos, son los que más derechos deberían tener a explotar, con respeto, las muchas riquezas de Guinea Ecuatorial, pero éstos son marginados por nuestra mala "madrastra", la que no les permite que su Cía. de bandera, Iberia, deje aterrizar en Canarias ninguno de sus cinco vuelos semanales con Malabo, que sí pasan sobre nuestras cabezas. Si lo dudan, pregúnteles a su responsable,...Soria, por qué le obligaron junto con otros 50 empresarios canarios, para un vuelo en "misión comercial, de ida y vuelta con Malabo en solo seis horas, sin embargo le obligaron o, humillaron, con otro de más de veinte horas, después de besar el "santo y seña" más trasbordo en la metrópolis. Los españoles n
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