Psicografías
Enemigos conocidos
“Los miedos paralizan”
Los miedos paralizan y demoran la felicidad. No digo que nos enfrentemos con el Fondo Monetario Internacional, con la agencia Moody’s o con la variada gama de políticos que ni saben ni contestan cuando tienen que tomar las decisiones que todos esperamos de quienes nos gobiernan. El enfrentamiento más complicado es el más cercano. Todos arrastramos un temeroso capaz de pactar con la desolación con tal de no afrontarse. A ese es al que tenemos que hacerle frente cada mañana cuando nos miramos al espejo. Digamos que cuenta con la ventaja de conocernos y de haberse nutrido con los temores, reales o imaginarios, que nos paralizan. No porque cierres los ojos te puedes esconder de tu propia realidad. Como mucho lograrás vivir a medias, y viviendo a medias irás regalando buena parte del tiempo que tenías para pasar por aquí volviéndote más sabio, más vitalista y mucho más feliz.
Hoy es domingo, pero da lo mismo el nombre de los días. Los festivos de los calendarios los marca nuestra propia actitud vital. Empujemos a un lado a ese timorato que se empeña en no querer seguir creciendo. Cada bocanada de aire que respiramos es una victoria que merecería celebrarse como si fuera el mayor logro de la existencia. El otro te dirá que no vas a ser capaz de llegar a fin de mes; pero el otro se ha equivocado tantas veces que es mejor silenciarlo cuanto antes. Que nadie te quite la satisfacción de saber que sigues tratando de embridar tu destino y de tomar las decisiones que te lleven a esa alegría interior que cuando aparece no tiene comparación posible con ninguna otra alegría. La armonía solo se alcanza cuando logramos derrotar a todos los agoreros que se empeñan en nublarnos las mañanas. Y entre esos agoreros está ese que no se separa nunca de nosotros y que nos acompaña a los viajes o a nuestros ensimismamientos cuando caminamos las orillas de las playas. El verano solía ser la mejor época del año para derrotarlo, o por lo menos para que hibernara y nos dejara en paz unas cuantas semanas; pero presiento que este verano tendrá muchos aliados macroeconómicos y muchos titulares de prensa catastrofistas. Los que especulan con nuestro destino también querrán recortarnos las alegrías estivales. No se cansarán de alocarnos los guarismos bursátiles o de subir la prima de riesgo como si fuera una torre de Babel condenada al Apocalipsis. Pero mientras tanto tenemos que resistir oponiendo el carpe diem a las páginas salmón de los periódicos. Y sobre todo manteniendo a raya a ese otro que nos acompaña y que se cree a pies juntillas que la vida es ese batiburrillo económico que tratan de vendernos a diario. La vida es otra cosa que no tiene nada que ver con esas estridencias y esos decimales. Como casi todo lo efímero es bella; pero la belleza hace tiempo que no cotiza en ninguna parte.
CICLOTIMIAS
Somos los abrazos que hemos ido dando.
Hoy es domingo, pero da lo mismo el nombre de los días. Los festivos de los calendarios los marca nuestra propia actitud vital. Empujemos a un lado a ese timorato que se empeña en no querer seguir creciendo. Cada bocanada de aire que respiramos es una victoria que merecería celebrarse como si fuera el mayor logro de la existencia. El otro te dirá que no vas a ser capaz de llegar a fin de mes; pero el otro se ha equivocado tantas veces que es mejor silenciarlo cuanto antes. Que nadie te quite la satisfacción de saber que sigues tratando de embridar tu destino y de tomar las decisiones que te lleven a esa alegría interior que cuando aparece no tiene comparación posible con ninguna otra alegría. La armonía solo se alcanza cuando logramos derrotar a todos los agoreros que se empeñan en nublarnos las mañanas. Y entre esos agoreros está ese que no se separa nunca de nosotros y que nos acompaña a los viajes o a nuestros ensimismamientos cuando caminamos las orillas de las playas. El verano solía ser la mejor época del año para derrotarlo, o por lo menos para que hibernara y nos dejara en paz unas cuantas semanas; pero presiento que este verano tendrá muchos aliados macroeconómicos y muchos titulares de prensa catastrofistas. Los que especulan con nuestro destino también querrán recortarnos las alegrías estivales. No se cansarán de alocarnos los guarismos bursátiles o de subir la prima de riesgo como si fuera una torre de Babel condenada al Apocalipsis. Pero mientras tanto tenemos que resistir oponiendo el carpe diem a las páginas salmón de los periódicos. Y sobre todo manteniendo a raya a ese otro que nos acompaña y que se cree a pies juntillas que la vida es ese batiburrillo económico que tratan de vendernos a diario. La vida es otra cosa que no tiene nada que ver con esas estridencias y esos decimales. Como casi todo lo efímero es bella; pero la belleza hace tiempo que no cotiza en ninguna parte.
CICLOTIMIAS
Somos los abrazos que hemos ido dando.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








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