Dívar: ¿La manzana podrida?
Ha conseguido que todos los flashes estuviesen más centrados en él y en ver esas caras de póker de muchos de los invitados a esta ceremonia solemne
Pues no, don Carlos Dívar ha decidido no presentar su dimisión, al menos hasta el próximo jueves 21 de junio, con la entrada del veranito. Se cree que dará ese paso al costado porque dice que anunciará una medida contundente, pero que los vocales del Consejo General del Poder Judicial no son quienes para marcarle la hoja de ruta. Y menos aún, añado, jeringarle la fiesta por el 200 aniversario del CGPJ, aunque se quedó sin la foto con el Rey al que, curiosamente, le ha venido de perilla tener que viajar a Arabia Saudí para tener que dar un pésame a no sé quién. ¡Todo pura oportunidad!
Dívar, con su actitud, hace que la visión de la Justicia sea tenida como algo sucio, donde al final las cosas, lejos de aclararse, acaben enfangándose más. El aún presidente del CGPJ, lejos de haber tenido un gesto de dignidad y hacer que el bicentenario de la institución tuviese una celebración neutra, es decir centrada únicamente en lo que debía ser, un acto ceremonial sin más, ha conseguido que todos los flashes estuviesen más centrados en él y en ver esas caras de póker de muchos de los invitados a esta ceremonia solemne. Y es que a nadie le ha tenido que hacer especialmente feliz verse retratado junto a Dívar.
Y es que la permanencia de este señor al frente del CGPJ y del Tribunal Supremo supone el mejor ejemplo de la parábola de la manzana podrida en el mismo cesto que las sanas. Nos guste o no, a nadie le place que alguien que emana dudas sobre su honradez (ahí está la polémica no resuelta sobre sus viajes a Marbella supuestamente abonados con fondos del erario público) quiera salir en todas las fotos abrazando hasta a las mismísimas farolas, pero especialmente buscando la complicidad gráfica con el Príncipe Don Felipe o el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.
En fin, bien estará que el señor Dívar cese de sus cargos el próximo jueves 21 de junio, pero mejor hubiese estado que lo hubiese hecho desde el primer momento en que surgieron las acusaciones, sospechas e insinuaciones que, sinceramente, ha sido incapaz de rebatir con argumentos sólidos. La Justicia no se merece personajes así, pero en esto también tiene culpa la política y los políticos, empeñados en politizar la vida judicial.
Dívar, con su actitud, hace que la visión de la Justicia sea tenida como algo sucio, donde al final las cosas, lejos de aclararse, acaben enfangándose más. El aún presidente del CGPJ, lejos de haber tenido un gesto de dignidad y hacer que el bicentenario de la institución tuviese una celebración neutra, es decir centrada únicamente en lo que debía ser, un acto ceremonial sin más, ha conseguido que todos los flashes estuviesen más centrados en él y en ver esas caras de póker de muchos de los invitados a esta ceremonia solemne. Y es que a nadie le ha tenido que hacer especialmente feliz verse retratado junto a Dívar.
Y es que la permanencia de este señor al frente del CGPJ y del Tribunal Supremo supone el mejor ejemplo de la parábola de la manzana podrida en el mismo cesto que las sanas. Nos guste o no, a nadie le place que alguien que emana dudas sobre su honradez (ahí está la polémica no resuelta sobre sus viajes a Marbella supuestamente abonados con fondos del erario público) quiera salir en todas las fotos abrazando hasta a las mismísimas farolas, pero especialmente buscando la complicidad gráfica con el Príncipe Don Felipe o el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.
En fin, bien estará que el señor Dívar cese de sus cargos el próximo jueves 21 de junio, pero mejor hubiese estado que lo hubiese hecho desde el primer momento en que surgieron las acusaciones, sospechas e insinuaciones que, sinceramente, ha sido incapaz de rebatir con argumentos sólidos. La Justicia no se merece personajes así, pero en esto también tiene culpa la política y los políticos, empeñados en politizar la vida judicial.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








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