Tienes activado un bloqueador de publicidad

Intentamos presentarte publicidad respectuosa con el lector, que además ayuda a mantener este medio de comunicación y ofrecerte información de calidad.

Por eso te pedimos que nos apoyes y desactives el bloqueador de anuncios. Gracias.

Continuar...

Viviendo en San Borondón

Promoción turística de Canarias

JOSÉ F. FERNÁNDEZ BELDA Domingo, 17 de Junio de 2012 Tiempo de lectura:

Si ninguna de las Islas Canarias figura en esas listas de las mejores del mundo

Si hay algo tan cierto como la muerte y los impuestos, es que el grado de satisfacción personal obtenido al contemplar las bellezas naturales es casi tan variado como el número de opinantes, al margen de discutibles valores culturales con pretensión de objetividad.  “Para gustos, colores”, se dice frecuentemente para expresar la pluralidad y la subjetividad en la percepción de las cosas, y como tal no fácilmente clasificable en términos de racionalidad.  Por ejemplo, en un restaurante hay clientes a los que les gusta, les “priba” se dice por aquí, que los camareros vuelvan a llenar la copa de bebida después de cada sorbo, mientras que a otras personas, tal sobre atención, les molesta bien porque la tachen de servilismo o porque el camarero interrumpe la conversación, sobre todo si es íntima y a la luz de una vela.  “Hay gente pa’ to”, decía el torero.

Por esa subjetividad en las satisfacciones, los que saben de promoción turística no dejan de insistir en que no hay un turista tipo, sino que hay una amplísima variedad de potenciales clientes con gustos, percepciones e intereses objetivamente diferentes.  Por eso es muy difícil hacer campañas generalistas que gusten a todos, que por supuesto hay que intentarlo, pero que deben estar necesariamente complementadas con promociones dirigidas a segmentos específicos, como pudieran ser el turismo de sol y playa, el ecoturismo, el turismo rural y activo, el deportivo, el cultural, etc.  Con demasiada frecuencia se olvida que la gente gasta su dinero en aquellas cosas que a ellos les apetece, no forzosamente en las que a nosotros nos gustaría que lo hicieran.  Como decía sabiamente el Dr. Eric Berne, médico psiquiatra creador del Análisis Transaccional, “la gente actúa por sus propios motivos, no por los nuestros”.

En la edición del Canarias7 del pasado día 14, se recoge una noticia con el titular: “Eligen las diez mejores islas del mundo... y Canarias no está [entre ellas]”, según la Web de viajes TripAdvisor.  No se trata ahora de polemizar con que si esa encuesta entre viajeros es significativa y qué nivel de fiabilidad pudiera tener.  Pero lo cierto es que, contrariamente a nuestros intereses localistas, esa es una información que circula por numerosos blog, con ligeras variantes, pero con un consenso bastante amplio. Figuran en ese ranking Ko Phi Phi Don (Tailandia), Bali (Indonesia), Islas Galápagos (Ecuador), Isla de Pascua (Chile),  Isquia (Italia), Sri Lanka, Santorini (Grecia), Madagascar y la hawaiana Mau.  Otras listas incluyen a Capri (Italia), Bora-Bora (Polinesia Francesa),  Dunk Island (Australia) o Vatulele en las Islas Fiji.  Y es que el mundo mundial es muy grande, con auténticas maravillas,  y no se acaba en El Confital o en Punta Anaga.  Es toda una lección de humildad que, en buena lógica, obligaría a “ponerse las pilas” a los responsables de la promoción turística, que no debieran ser, ni sólo ni principalmente, las administraciones públicas.   

Si ninguna de las Islas Canarias figura en esas listas de las mejores del mundo, tampoco aparecen nuestras playas entre las seleccionadas por esas páginas dedicadas al mundo turístico y a ofrecer visitas. Por ejemplo en www.cosasdeviajes.com y según el criterio de National Geographic, las mejores playas de todo el planeta son los arenales de las islas Sheychelles, Las Maldivas (la meca del surf y el buceo), el atolón de Bora Bora (Tahití), The Hamptons (Nueva York), Lanikai Beach y Bahía Kauna’oa (Hawaii), Nantucket Island (Massachussets), Fraser Island (Australia), Saint Bart (Antillas Francesas) y Langkawi (Malasia).

Al margen de lo que los canarios podamos sentir por nuestra propia tierra, es obvio que el turista, cuando compra un viaje, tiene la esperanza de visitar un lugar idílido inolvidable, con una serie de servicios que le hagan la vida agradable.  No compra nuestros sueños ni nuestros intereses, quiere ver realizados los suyos.  Con frecuencia se olvida que un viaje turístico es el único producto que, necesariamente, se compra en un sitio pero que se consume en otro más o menos remoto.  ¿Para cuando más promoción y menos ombliguismo pueblerino?

[email protected]

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

Tu comentario
Tu comentario

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.157

.

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.