La Conferencia Episcopal española se ha
defendido de la petición de que la Iglesia católica tribute a Hacienda como
cualquier hijo de vecino con una mentira. Es decir, conculcando uno de los
mandamientos básicos de la ley de dios de esta milenaria institución.
Después de que partidos políticos,
sindicatos, ONGs y otras personas y entidades, entre las que no están los
banqueros ni los militares, solicitaran que la Iglesia también pague el IBI,
los portavoces oficiales de los obispos han argumentado que entonces también
tendrían que pagar los partidos políticos y los sindicatos.
Estos no han tardado en contestar que
ellos pagan puntualmente ese impuesto y que sería bueno que la Iglesia católica
y otras confesiones religiosas también lo abonaran religiosamente (nunca mejor
traído el término).
La curia católica incluso se comparó
con otras religiones, como la judía o musulmana, cuya cúpula no paga tampoco en
España la contribución por sus propiedades. Echar la culpa a otros no le exime a
la Iglesia de la suya. Sería tan bueno que los mandamases católicos pagasen el
IBI por sus propiedades como que
lo hicieran los judíos o musulmanes, incluso salvaguardando sus lugares de
cultos, sus iglesias, sus sinagogas y sus mezquitas.
Sin embargo, el acento se ha puesto en
la Iglesia católica y no en las otras confesiones religiosas porque las
propiedades de la primera en relación con las otras son incomparables.
La Iglesia católica es la mayor
propietaria privada de España. El valor y la cantidad de sus bienes inmuebles
solo son superados por el Estado. La diferencia es que el Estado somos todos,
como Hacienda, mientras que la Iglesia solo es una parte de la sociedad.
Lo que pagaría el Estado de impuestos
por sus inmuebles revertirían siempre en la Administración pública, en todos
sin excepción ni discriminación. El caso de la Iglesia es diferente porque el
dinero del impuesto no solo redundaría en sus feligreses sino en todos los
ciudadanos, en todos los contribuyentes.
El presidente de la Conferencia
Episcopal ha insinuado que si la Iglesia paga el IBI tendría que dejar de
prestar otros servicios como Cáritas. Aquí también miente Rouco Varela, o al
menos no dice toda la verdad. Aunque Cáritas pertenezca a la Iglesia, ésta solo
aporta un 4% de su presupuesto. El resto son donaciones y ayudas públicas
ajenas al clero.
Mentir está muy feo y éticamente deja
mucho que desear. Entre los católicos, además, es pecado. Por eso algunos
clérigos deberían confesarse por mendaces y porque confunden el paraíso
celestial con el fiscal.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.
Jesús Perdomo | Viernes, 01 de Junio de 2012 a las 17:55:42 horas
Los curas saben recaudar, pero lo que no saben es repartir. Hay que decirle a Rouco que antes de recortar en Cáritas que lo haga de sus lujosos caprichos de palacio y de todo ese boato eclesial indecente.
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