El debate electoral ha servido
para que los que pensaban votar PP digan que ganó Rajoy y los que iban a
respaldar al PSOE afirmen que venció Rubalcaba. Para eso sirven estos debates
tan planos que el moderador, por muy competente que sea, al final parece un
figurante de una telenovela venezolana.
Dudo mucho que este cara a cara haya
ayudado a los indecisos a decidirse de una vez por uno o por otro. Lo que sí es
más probable es que la intervención de Rubalcaba y Rajoy haya valido a muchos
para animarse a votar por otros partidos minoritarios o simplemente les haya
dejado tan indiferentes que sigan empeñados en abstenerse.
El periodista de la noche no fue Manuel
Campo Vidal sino Alfredo Pérez Rubalcaba, que se empeñó en interrogar a Mariano
Rajoy sobre su programa electoral como un maestro de Ciencias Químicas a su
alumno de Humanidades.
En alguna ocasión le traicionó el
subconsciente porque trató al candidato popular como si ya fuese presidente del
Gobierno. Es verdad que todas las encuestas le dan vencedor por KO técnico pero
tampoco es plan de creérselo mucho porque si es así casi es mejor que Elena
Valenciano tire la toalla desde la esquina de Ferraz en el primer asalto. Más
que nada por no hacer sufrir al pobre Alfredo más de la cuenta. Una cosa es
perder y otra que te lleven urgentemente al hospital en ambulancia con la cara
hinchada.
Rajoy también cometió errores. Fue de
enterado, quizá creyéndose que tenía ya todo ganado, y metió la pata al decir
que se había pateado los pueblos de Cádiz, provincia de la que es diputado
Rubalcaba. A continuación, para dárselas de sabiondo, los nombró de carrerilla
como hacía el Pachichi con las comarcas españolas, pero confundió municipios
gaditanos con sevillanos.
El gallego quiso seguir con sus amplios
aunque errados conocimientos de geografía, pero solo se le ocurrió poner los
ejemplos de Pontevedra, de donde es y donde fue presidente de la diputación, y
La Gomera, seguramente para recordarle a Rubalcaba el caso Curbelo y
fastidiarlo de paso subliminalmente. Se le vio la mala leche.
Es verdad que Canarias no aparece en el
programa electoral del PP, a pesar de que el padre de su presidente y candidato
vive en Mogán. Pero al menos nadie podrá decirle que no habló del archipiélago
durante la campaña.
Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.
Juan Miguel | Miércoles, 09 de Noviembre de 2011 a las 15:46:04 horas
Rajoy está en la luna de Valencia de la corrupción de su amiguito del alma Camps. Por mucho que quiera desviar la atención a Casimiro Curbelo en La Gomera, el caso del senador socialista fue de índole personal y moral, el de Camps y sus corruptos están fuera de la ley.
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