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ROSARIO VALCÁRCEL

La Duquesa de Alba

ROSARIO VALCÁRCEL Miércoles, 19 de Octubre de 2011 Tiempo de lectura:
     No sé si para bien o para mal pero la prensa del corazón que tiene la habilidad de entrar en las vidas de personajes más o menos públicos, ha contado siempre con la complicidad de una mujer original y fascinante, de una mujer inteligente que tiene una vida propia e independiente, de una mujer extravagante Doña María del Rosario Cayetana Fitz- James Stuart y demás yerbas, más conocida por Cayetana de Alba.

      Y estos días, aprovechando su enlace con Don Alfonso Díez Carabantes y la promoción de un libro sobre sus memorias, los medios de comunicación se han explayado haciendo preguntas, contando toda clase de historias y versiones sobre su vida, lanzando fotos donde como siempre luce ropajes de mil colores, fotos en bañador, en bikini o sin él. Husmeando en cómo y quienes fueron sus padres, en su niñez marcada por la muerte de su madre, en su infancia, en sus compañeros de colegio, en el exilio a Londres, en las visitas que hizo a sus parientes, a Winston Churchill o a la actual reina Isabel II del Reino Unido.

     Desde el comienzo de la relación, cayó sobre los novios una sombra de sospecha, fragmentos anecdóticos casi folletinescos donde se mezclaba la ficción y la realidad, la pureza o el interés de uno u otro, pero cuando algunos sospecharon que se podría tratar de una amistad que no iba a tener fin, se fue tejiendo una tela de araña de celos y egoísmo. Y empezaron a surgir los comentarios, las dudas, si la pareja estaría realmente enamorada o no. Cuando lo que probablemente ha ocurrido es que tanto él como ella están enamorados del propio amor, del canto a la vida, que en él se refleja en el modelo de Doña Cayetana y en ella Don Alfonso.

     Día a día, la prensa se ha explayado contando cosas sobre su primer matrimonio y del segundo, y de sus amantes, donde no ha faltado el propio Antonio el bailarín, o ese deseo no cumplido por Cayetana, haber puesto un torero en su vida. Se ha hablado hasta la saciedad de su noviazgo reciente y ahora de su tercera boda que ha cautivado hasta el New York Times, que reseñó en sus páginas el acontecimiento.

       Lo que no deja de ser curioso es que la duquesa posee tantas tierras que dicen que se podría cruzar España de norte a sur pisando sus fincas, palacios y obras de arte, museos, dinero, tanto que  es la quinta más rica de España. Con un patrimonio que no se ha conseguido ahorrando, un patrimonio que al parecer se comete la injusticia de no pagar impuestos en épocas tan difíciles como las actuales. Que genera envidias. Pues a pesar de todo me sorprende como nuestra gente la acepta, la aplaude, como despierta la curiosidad y las emociones del pueblo llano.

      A sus bien metidos ochenta años se sintió renacer de nuevo y soñó Doña Cayetana con una nueva boda, pero no podía celebrarse hasta que no hiciese sus deberes. Y los hizo con talento y con generosidad, tal vez porque a ella siempre le ha gustado ir por libre, no depender de las opiniones de los demás o convencida que ha encontrado el hombre de su vida y que el matrimonio es lo mejor que hay.

      Y a pesar de las diferencias familiares, a pesar de las ausencias, se celebró el enlace en un lujoso cortijo, propiedad de la familia Alba, construido en los siglos XV y XVI en el corazón de Sevilla. y al salir de la ceremonia, la novia del brazo de su nuevo y flamante marido caminaba despacio, muy despacio cuando, de pronto olvidando las zozobras y los dramatismos, con el humor desinhibido que la caracteriza y  la gracia femenina impuso su brindis particular, se quitó los zapatos igual que Ava Gardner en la película dirigida por Joseph Mankiewicz  “La condensa descalza”, y bailó al son de una rumba, les bailó a las personas que les esperaban a la salida y que le pedían a  gritos.

      -¡Que se besen, que se besen.

      Los novios prefirieron guardar esos sentimientos para la intimidad. La escena pudo resultar ridícula, no lo sé. Pero lo que si sé es que Cayetana se mantuvo fiel a su humanidad.

www.rosariovalcarcel.com

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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