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SANTIAGO GIL

Psicografías

Cercanías

SANTIAGO GIL Lunes, 10 de Octubre de 2011 Tiempo de lectura:

“Urge una reflexión colectiva”

Ya sabemos hace mucho tiempo que los árboles siempre impiden ver el bosque en toda su extensión. Esos árboles se llaman hoy prima de riesgo, Banco Central Europeo, Reserva Federal, Ibex 35, Dow Jones o Fondo Monetario Internacional. Casi nadie habla de lo que hay detrás de esas palabras que ocupan los titulares de los periódicos, nadie cuenta cómo está ese bosque que nosotros vemos cada día más enmarañado. En ese bosque en el que vivimos hay comercios que cierran y amigos y familiares que llevan meses sin ser llamados a una entrevista de trabajo. Nadie está a salvo. Mañana mismo nos puede tocar a cualquiera de nosotros la caída inexplicable después de que nos contaran hace apenas un par de años que teníamos una economía saneada y competitiva, después de que nos animaran a invertir en casas que hoy pagamos sabiendo que no valen ni la mitad de lo que pagamos por ellas en aquellos días de euforias macroeconómicas.

Creo que no nos queda otra que agarrarnos a lo cercano y a lo que podemos controlar nosotros mismos, si es que a estas alturas queda algo fuera del control de ese ente abstracto llamado globalización. Yo preferiría utilizar el término especulación. Creo que habitamos un mundo especulativo en el que no se está haciendo nada por cambiar las cosas. Un día deciden una política económica y al siguiente se levantan planteando todo lo contrario. Vivimos en una montaña rusa con más vaivenes que esas bolsas de valores que también suben y bajan de forma incomprensible. Lo global, como esos árboles que nombraba al principio, nos está impidiendo aproximarnos a lo que tenemos al lado nuestro. Hace tiempo, las crisis solían estar localizadas, aunque creo que un mundo que dejó morir de hambre durante los años de opulencia a buena parte de su población es un mundo que nunca salió de la crisis. Hoy nos estamos comportando como el nadador que trata de luchar denodadamente contra la corriente. Ya sabemos que en esos casos son los mejores nadadores los primeros que se ahogan, y también estamos viendo que son justamente algunos de los países que teníamos como abanderados del capitalismo los que están dando síntomas de asfixia económica. Creo que urge una reflexión colectiva. Si no nos paramos un momento a analizar qué es lo que está sucediendo a nuestro alrededor no haremos más que caminar hacia el desastre. Somos nosotros, mirando lo que nos rodea, hacia todos esos negocios que cierran o hacia esos amigos que están en paro después de haberse formado durante años, los que tenemos que empezar a buscar las salidas. No podemos seguir dejando que cuatro políticos o asesores financieros que se niegan a ver el bosque de la realidad más descorazonadora continúen jugando al monopoly especulativo con nuestro propio destino.

Ciclotimias

Todo paraíso precisa el azul para eternizarse en la memoria de quien lo habita.

Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.

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