¿Regular la oferta del Todo Incluido?
Ya durante el 2009 se debatió en Canarias la regulación de la oferta del todo incluido a través de la imposición de estándares mínimos. ¿Pero cómo regularlo? ¿Fijando mínimos en cantidad y tipos de alimentos para el snack, el almuerzo, la cena,…?
El Viceconsejero de Turismo, Fernández de la Puente Armas, indicó al respecto que “el todo incluido es una forma de comercialización y no una tipología alojativa que da respuesta a una demanda de una parte de los turistas que llegan a Canarias, el sector debe atender a los gustos del cliente o estos buscarán otros destinos”. Efectivamente, el todo incluido es mucho más que un régimen alimenticio, pues lleva asociado todo un modelo vacacional. Ningún otro régimen afecta con tal contundencia a varias cuentas de explotación del establecimiento: mientras aumentan los ingresos de pensión, bajan los ingresos extras (consumiciones de pago), aumentan los consumos de alimentación & bebidas y aumentan o bajan los gastos de personal (dependiendo de la gestión y del régimen de partida). El todo incluido incide directamente en el comportamiento del cliente, pues éste permanece mucho más tiempo en el recinto del hotel/complejo, que supone la delimitación de su “área de todo incluido”, por lo que aumentan también para el gestor los gastos del ocio (animación, espectáculos) y algunas partidas de otros gastos variables. Por otro lado, para los empresarios de restauración y ocio el hecho de que el cliente no salga del hotel supone una clara bajada de sus ingresos.
¿Se puede intervenir en este proceso? Ya durante el 2009 se debatió en Canarias la regulación de la oferta del todo incluido a través de la imposición de estándares mínimos. ¿Pero cómo regularlo? ¿Fijando mínimos en cantidad y tipos de alimentos para el snack, el almuerzo, la cena,…? ¿Y cómo regular los estándares mínimos de las bebidas, si en la mayoría de los casos son de marca blanca? ¿Bebidas de marca para los tres estrellas? Con ello se pretendería regular el coste con la ilusión de aumentar la “calidad”, pero se olvidaría que el precio de venta prácticamente ya está fijado de antemano por el mercado. En el todo incluido no vale el “pongo más calidad y subo un poco el precio”, pues si se excede de un cierto precio, no es que se venda menos, simplemente no se vende. En la mayoría de los casos, el obtener en el TI un beneficio (o el evitar pérdidas) es regulado a través del coste. ¿Y ahora pretendemos intervenir en el coste del empresario, regulando la oferta mínima, el ocio mínimo y la plantilla de personal mínima que ha de tener? ¿Los planificadores de pronto son empresarios?
Evidentemente, no es posible ni necesario intervenir en la configuración de la oferta del TI, pues esta se regula sola, y además con mucha más rapidez a través de los nuevos portales de información de los que dispone el cliente (holidaycheck.de,..), que son los “elementos de defensa del usuario turístico del TI”. El hotel que no cubra las expectativas de su segmento objetivo notará una reducción en su demanda y, si no rectifica, será expulsado del mercado con una rapidez fulminante. Donde sí es necesario intervenir es donde no llegan los mecanismos de auto-regulación del mercado, por ejemplo en la ley en cuanto al cumplimiento de normativas laborales (alta laboral de los empleados), normativas higiénico-sanitarias (compra de productos según legislaciones sanitarias) y control de camas extrahoteleras clandestinas. Por tanto, no tendría ningún sentido regular la oferta del todo incluido, sino regular lo que el mercado mismo no puede regular a través de los mecanismos demanda-oferta, es decir, evitar casos de complejos clandestinos, evitar que sirvan camareros sin alta laboral y evitar que los alimentos no cumplan los requisitos sanitarios; ahí están las áreas de intervención, y no en la regulación de la oferta misma, que para regular eso está el Tripadvisor & co.
En conclusión, el todo incluido es un modelo vacacional que ha venido para quedarse, no es pasajero. Hay algunos segmentos donde se ha implantado de tal manera que ya forma parte de las líneas de productos definidas por los touroperadores, como es el caso del producto familiar. La oferta del todo incluido se regula a través del mercado, no es necesaria su regulación. Si queremos intervenir en el proceso, debe ser en forma de inspección (altas laborales, normas higiénico-sanitarias, camas clandestinas,..). El reto del todo incluido para los próximos años no está en regularlo o intentar eliminarlo, sino más bien en aprender a gestionarlo y quizás en crear modelos de todo incluido diferenciados (todo incluido con actividades fuera del hotel, “todo nutritivo”,…).
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Las opiniones de los columnistas son personales y no siempre coinciden con las de Maspalomas Ahora.








ideagenial | Miércoles, 24 de Agosto de 2011 a las 18:39:13 horas
Lo honrado sería que los clientes de TI supieran de antemano que van a tener vasos de plástico al lado de otros clientes con vaso de cristal que pagan sus copas, que van a tener que servirse ellos mismos al lado de clientes que son servidos por camareros, que van a tener alcohol de garrafón al lado de clientes que beberán marca, que van a tener café de puchero al lado de clientes que tomarán expresso,que el servicio para TI tiene horario limitado, buffets repetitivos, animaciones de baja calidad, música "en vivo" pregrabada....el cliente debería saber esto y si acepta pues nada...después no vale protestar..., muchos si supieran lo que les espera cambiarían de planes y adoptarían otro tipo de tarifa. Después en los foros de viajeros todo son quejas de los hoteles o destinos, se sienten engañados...esto no es una buena promoción; por tanto lo mejor es advertirles que el low cost tiene low service y que nadie da duros a cuatro pesetas
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