Si causó estupor la decisión de Pepe Rodríguez en reclamar más de 23.000 euros (casi 4 millones de las antiguas pesetas) y dejar su cago de concejal este lunes nada más comenzar la semana para incorporarse a su puesto de trabajo, el efecto encadenado que tendrá esta situación de incompatibilidad para los que reciben su sueldo del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana no tiene precedentes en la cantidad de ediles que se fugarán, y eso que hace dos semanas defendían los intereses municipales a capa y espada en el atril. El subidón que a algunos aún les dura, hará que agoten todos los recursos y se darán el gusto de fotografiarse en la sesión de investidura, aunque estamos convencidos de que en breve presentarán sus dimisiones cuando vean que eso de cobrar un sueldo en la oposición no era tan fácil. Es muy triste comprobar como en unos días, aquellos sermones electorales orientados a sacar a esta administración de la miseria más profunda, no se corresponden con estas peticiones en las que sólo se piensa en percibir un sueldo público. Además, si tanta austeridad pedían con los gastos municipales, ¿por qué ahora todos quieren un sueldo para ejercer como simples portavoces de grupo? ¿Es que trabajarán una jornada completa todos los días en defensa del municipio desde la oposición? ¿Por qué Marco Aurelio Pérez no retira este privilegio que en nada favorece a las arcas públicas mediante una modificación del reglamento municipal? Si se lleva a cabo, no solo cobrarán un sueldo los catorce concejales del grupo de gobierno y sus correspondientes cargos de confianza sino además, los tres portavoces de los grupo políticos de la oposición.







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