Los efectos de la campaña electoral mantiene bien impregnado el ambiente y los de la derrota, aún más. Durante la mañana de este viernes, en la Casa de la Cultura de Maspalomas se vivió una auténtica actuación de lo más subrrealista, aunque esta vez no fue en el teatro, sino en las dependencias administrativas. Resulta paradójico que estos espectáculos se produzcan en un espacio dedicado a la Cultura que en ocasiones como esta, la cultura es la menos protagonista y si no, que nos expliquen cómo pueden dos trabajadoras bien adultas increparse y agredirse físicamente a primera hora de la mañana. Según parece, una de las empleadas mostró su malestar con la otra porque la acusó de votar a un partido distinto al que pertenecen. La discusión se encendió más de la cuenta hasta que empezaron a volar las pantallas de los ordenadores, teclados, ratones, teléfonos, expedientes y a falta de más objetos, llegaron las agresiones. El desenlace fue de varios arañazos y contusiones que terminaron en el Centro de Salud y la posterior denuncia en el Juzgado de Guardia con su parte médico correspondiente. En nuestra opinión, lo de menos es el partido político y el nombre de las empleadas públicas. Lo inadmisible es la penosa imagen que queda de la institución cultural para la que trabajan, debido al nerviosismo y desesperación incontrolada en el que enmarcamos este triste episodio, sobre la situación que atraviesa este gobierno en funciones y su corte de trabajadores cautivos.








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