Situación crítica, pavorosa, diría yo, la que han tenido en Japón. Solidarios somos con su desgracia y si algún día nos ocurre algo parecido, que esperemos que no, ellos también serán solidarios con nosotros. A pesar de la lejanía. Lejanía relativa porque bien pensado, la Tierra no es sino una minúscula cosa en el espacio infinito. Todo está ahí al lado.
Los japoneses han sufrido uno de los mayores terremotos del mundo (cerca de 9 en la escala de Richter) Y sólo duró dos minutos, que si no, hoy estaríamos hablando de la desaparición de un país. Terribles las imágenes que captó la televisión ¡Qué fuerza arrolladora! . Impresionante el maremoto después del movimiento sísmico. Contra eso no hay prevención alguna. ¡Como hacía bailar a los barcos, a los camiones, a las casas que se llevaba por delante!
Miles de muertos –calculan diez mil- pero hay muchos, demasiados desaparecidos. ¿Qué quiere decir eso? Que tal vez estén todos muertos, e irán apareciendo –o no- sus cadáveres, poco a poco, gota a gota..
Un horror apocalíptico casi en nuestras antípodas. Y aseguran que si no fuera porque los japoneses están acostumbrados a los terremotos y que sus medidas preventivas son muy altas y eficientes, ¿de qué estaríamos hablando ahora? Haití fue violentamente azotado por una desgracia similar. La cantidad de muertos fue mucho mayor que la de Japón. Y los destrozos habidos sirvieron para aumentar más aún la pobreza de este país afrocaribeño, dejado de la mano de Dios, aunque compensado un poco por la ayuda internacional que les vino después. Menos mal. Pero aquello no funciona. El uno de tantos estados fallidos de este mundo.
Alguien, desde aquí, asegura que Canarias está sobre placas tectónicas más consolidadas y que no es posible que ocurra algo similar. No sé. Lo que sé es que vivimos en una zona volcánica. Los volcanes no avisan tampoco. Pueden explotar cuando quieran y donde quieran y desconocemos sus efectos, aunque algunos digan que son “volcanes mansos”, y que no va a haber maremotos. Yo no quiero asustarles pero he soñado en varios ocasiones que una de nuestra ciudades iba a desaparecer debido a la fuerza de un “tsunami” (incluso fue mucho antes de que yo supiera lo que era un “tsunami”) Tampoco voy a decir qué ciudad era para que no se aterroricen los aprensivos...
La desgracia que la naturaleza “les regaló” a los japoneses, se ha visto agravada por el peligro de que algunas de sus centrales nucleares explotaran (creo que tienen 50) y dispersaran radiactividad. Esta es una desgracia que ellos mismos se han buscado por confiar en un recurso que, ante una catástrofe, como un terremoto o un “tsunami”, puede verse afectado y convertirse en un agente contaminante irreversible, para los seres humanos y demás especies vivas. Miren lo que pasó con Chernobil. Por mucho que digan que las centrales nucleares son seguras y que hoy no habría otro nuevo Chernobil. Yo, al menos, no me fío. Ni siquiera de las que Marruecos ha instalado o va a instalar, a pocos kilómetros de Canarias. Si hubiese un accidente, un escape, ¡adiós turismo en Canarias!.
Pero oí a un político muy español él, que había que recurrir a todas las alternativas energéticas: carbón, gas, hidroeléctrica e incluso la nuclear. Lo malo es que tampoco el actual presidente del gobierno da ejemplo y mantiene la obsoleta central de Garoña, y además, quiere meternos a las bravas -podría decirse- y en connivencia con el gobierno de Canarias, otras energías contaminantes y peligrosas como es el gas. En estas islas casi nadie quiere apostar por unas energías limpias, no contaminantes, más ecológicas, para que nuestra población y nuestros visitantes puedan respirar aire puro y mantenerse saludables y no tener que depender de las multinacionales de los combustibles fósiles. Tenemos al alcance de la mano energía eólica, fotovoltaica, térmica, e incluso, de las mareas. Y podemos hablar de reciclaje de todo lo reciclable, o utilización de combustibles y recursos vegetales. Todo ello nos serviría para ir sustituyendo poco a poco el petróleo y su esclavizante y peligrosa dependencia. Aquí hace falta inventos que surjan de la capacidad investigadora de nuestras universidades y que se vayan implantando en beneficio de todos.. Hace falta que seamos coherentes y prácticos cuando hablamos de la conservación del medio ambiente, y que gobiernos y empresarios se muevan en esa dirección para conseguir el objetivo, y al mismo tiempo, comencemos a despreciar a quienes se mueven al servicios de otros objetivos, muchas veces foráneos y especulativos, que nada bueno nos traen.
Ahora tenemos a la pequeña isla de El Hierro que solamente quiere depender de las energías ecológicas. Todo un ejemplo. Por supuesto que tienen menos población y menos necesidades que Gran Canaria, o Tenerife, pero han sabido apostar por algo que, a la larga, les va a permitir tener un futuro más sostenible.
Así que: situación crítica del mundo. La naturaleza se revuelve, como si la Tierra estuviese harta de las veleidades y disparates de los humanos. Otros ciudadanos se rebelen contra sus tiranos, ante el cinismo de las grandes potencias que han alimentado a esos sátrapas, dictadores y represores de África, de Asia, de América. No esperan que sigan las sendas constitucionales o democráticas (con mas o menos matices) Nada de eso. Aguardan a ver quien gana en las contiendas para ofrecerles de nuevo “todo su apoyo”, aunque masacren a la mitad de la población o se siga viviendo sin libertades y en condiciones infrahumanas. ¡Eso no les importa, a los muy hipócritas!
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