Se cumplen 32 años de la Constitución española y este país que presume de ser muy constitucional (salvo las excepciones que ya conocemos) no ha emprendido una reforma profunda de la misma, por lo que algunos de sus más destacados errores siguen anquilosados e impiden un mejor desarrollo de sus artículos y el progreso de España y sus autonomías.
Para empezar, si ahora mismo nos ponemos a leer sus artículos, veremos que en el mismo preámbulo se dicen algunas cosas que no dejan de ser buenos deseos pero que no se atienen a la realidad. "La nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran... proclama su voluntad de: garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo"
Habla de consolidar un estado de derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular. Para empezar, muchos españoles, pertenecientes a determinados partidos políticos o por cuenta propia, cuestionan ese estado de derecho y su comportamiento indica que no lo respetan y que actúan conforme a una interpretación particular de sus propias leyes y viven en una burbuja de impunidad.
Se habla de proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. Los que viven en autonomías periféricas o con fueros propios saben que esto también se cuestiona, especialmente por el centralismo o "españolismo" feroz de algunas tribus de este país.
En este preámbulo se menciona el progreso de la cultura y de la economía, "para asegurar a todos una digna calidad de vida". ¿Ha pasado a mejor vida la calidad de vida para muchos de nuestros compatriotas? Que se lo pregunten a los que están en paro, a los que no tienen esperanza de conseguir un trabajo y un sueldo digno, a los que no cobran ninguna ayuda para poder sobrevivir, a los que han entrado en el umbral de la pobreza y dependían de la existencia de servicios públicos elementales, si los hubiera.
También nos habla esta Constitución nuestra de "establecer una sociedad democrática avanzada" y uno se plantea si en estos años en los que hemos vivido bajo este sistema político si España y los españoles han madurado y asumido la responsabilidad que a cada ciudadano nos toca como demócratas.
Un avance de esta constitución es que se ha abolido la pena de muerte, que durante siglos ha sido el modo en que los poderes públicos se ha vengado de quienes presuntamente han infringido la ley, o se han opuesto a las consignas políticas e incluso a los dogmas de fe. Pero no siempre se ha obrado con justicia y equidad, y a miles de personas se les ha quitado la vida, se les ha encarcelado o se les ha torturado bajo acusaciones falsas, o simples "vendettas" políticas o religiosas.
Esta Constitución sin contar con nadie y bajo la exclusiva responsabilidad de los "padres de la Patria" que la redactaron, decidió que España tenía que ser una monarquía, (que fue más bien un "decreto" del dictador Franco, por Borbones, por no decir otra cosa que rima).
Tuvimos la oportunidad de constituir una república federal, como lo son Alemania, o Suiza o Estados Unidos de Norteamérica, y un país con un alto concepto de lo que es la democracia (que algunos interpretan como "hacer lo que a uno le da la gana") educación, la investigación, la justicia social, la seriedad, la responsabilidad, y por lo contrario, nos hemos convertido en una república bastante bananera, (sin ser república), donde destaca la corrupción (aunque no se puede generalizar), la falta de valores éticos, la arbitrariedad, la interferencia de los poderes públicos y el judicial. Somos uno de los bichos raros de esta Europa que se debate en una terrible crisis para superarla y salir adelante. Aquí la patriótica oposición, enrabietada, parece que vive en una galaxia machacadora. Continuamos derrochando en muchas cosas innecesarias, dilapidamos el erario público y existen clases privilegiadas con sueldos y prebendas propias de millonarios, mientras al pueblo llano se le reduce hasta la respiración.
Tenemos un sistema electoral obsoleto, que impulsa la tendencia al bipartidismo, y a la inhibición ciudadana, aburrida y cansada de que sólo podamos optar a dos grandes partidos para que nos gobiernen, o a soportar a individuos con ínfulas de gobernantes o salvadores de la patria, que ni gobiernan ni salvan a nadie. Son unos mediocres. Pero eso si: no se reforma porque les conviene tal como está. En Canarias mismo hemos visto como miles de ciudadanos se quedaron sin representación parlamentaria debido a este sistema absurdo y antidemocrático. Por otro lado, muchos políticos entienden que la democracia consiste solamente en que cada cuatro años vayan a votarles, pero sin aceptar la participación ciudadana o sus iniciativas. Se habla de reformas de estatutos autonómicos, pero nadie le pone el cascabel al gato ni da el primer paso
La división autonómica pudo hacerse con más racionalidad. Así, vemos que se refunden Castilla la Vieja y León, y se forma Castilla-León, pero excluyendo a otras provincias que formaban parte de esta antigua planificación administrativa, y surgen Cantabria, por un lado, o La Rioja, por otro. Unas miniautonomías que reflejan la tendencia de este país y sus habitantes al tribalismo y a los reinos de Taifas. Exactamente ocurre con la llamada Castilla la Nueva, que se convierte en Castilla-La Mancha, y que deja fuera a Madrid, (la capital, o sea, "una villa" donde, lógicamente, viven villanos) o incorpora a Albacete, que antes pertenecía a la región murciana. ¡Fuerte revoltura, cristiano!.
Y ya para finalizar, vemos como en una autonomía tan pequeña como la nuestra, hay voces que reclaman nada menos que una "doble autonomía", en una región que por su condición insular ya está bastante atomizada. En definitiva, el concepto de canariedad se va a hacer gárgaras y empeora ante una demografía completamente artificial e innecesaria que nos desborda, con gente, además, cuyo concepto de integración ni lo acepta ni lo tiene claro.. Sin pretenderlo, conscientemente, y dado que cada isla tiene su "gobierno insular" (Cabildos) y un "distrito federal" (acaparado por ATI-CC,) somos en realidad un pequeño estado federal, pero malamente organizado.
Tenemos, lo dice la Constitución, una lengua vehicular que deben aprender todos los españoles, pero alguien en alguna parte, en alguna autonomía, quiere obviar el artículo 3 de la Carta Magna, e imponer su lengua vernácula, para que así podamos entendernos menos.
No seguimos analizando los artículos de la Constitución porque sería para llorar, por la vulneración de derechos que observaremos. Algunos no son sino un cúmulo de buenos propósitos, pero no se desarrollan. Están ahí momificados.







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