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Cercados públicos sureños

Domingo, 28 de Febrero de 2010
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Como debiera ser bien sabido, la zona turística de Maspalomas Costa Canaria no es Castillo del Romeral, El Tablero o Tunte, es la despensa de esas zonas y de casi medio archipiélago. Por eso debiera o debiese ser tratada con más mimo y no con el abandono que parece ser la tendencia creciente por parte del sector público y del privado. Creo que las asociaciones de empresarios por un lado, pero sobre todo los negocios afectados, no pueden seguir dejando el futuro del sector en manos de los políticos locales e insulares, más preocupados en lo suyo que en lo de todos, salvo que hayan asumido el deterioro de la zona como algo irreversible. Por eso, cada vez que veo las fotos de los ediles en algún acto me pregunto ¿por qué sonríe siempre la alcaldesa? ¿Qué dice, bastante más seria, la hoy Concejala de Turismo en lo que aparenta ser un intercambio de papeles del tipo igual da que da lo mismo? Me recuerdan a Pili y Mili, o Mili y Pili, dos caras de la misma moneda. Lo peor del asunto es que esa moneda no es un esperanzador euro, sino más bien un caduco y falso real de vellón. Las zonas comunales, bien sean parques públicos o lugares de tránsito por donde pasean miles de turistas, se dejan deteriorar inexorablemente, con ese fatalismo que a veces llega con la desesperanza y la irrecuperable falta de fe en quienes dicen defender lo público, por supuesto que a tanto el kilo de cargo político, que una cosa es una cosa y dos cosas son dos cosas, parafraseando a Pepe Alemán. Mientras el Consorcio de Rehabilitación está aparentemente inactivo en lo de dar un palo real al agua, que no en lo financiero y en las múltiples reuniones de trabajo, supongo que con una entreverada comida de trabajo incluida. Dicen que está entretenido estudiando que hacer con la “obsolescencia” de centros comerciales deteriorados por falta de mantenimiento y de disciplina urbanística ante la “cutrez” reinante. A modo de ejemplo clamoroso de desidia y abandono, el estado del paseo que discurre junto al Barranco de Maspalomas. Al margen de cuestiones jurídicas, que no son del caso, sólo se contempla ahora desde el punto de vista de la estética o del placer de pasear por entornos agradables, ubicados en una isla a la que, eufemísticamente, se le canta por ser un jardín de bellezas sin par. Así la zona a la derecha del margen derecho, según se baja hacia el mar, fácilmente pudiera transformarse en una muy agradable alameda con un mínimo esfuerzo humano, ya que la naturaleza haría el resto. La realidad es que una buena parte del paseo trascurre junto a un cercado metálico, se supone que está para resguardar unos terrenos abandonados a la mano de Dios, cuyo estado repele cualquier sensibilidad turística y paisajística. Pero cuando ya no hay valla instalada, la cosa no se muy bien si es aún peor por el injustificado abandono y suciedad dominante. Es, sin la menor duda, una cochambre que no se merece Maspalomas Costa Canaria. Piense lo que piense quien debiera pensar, hacer y gobernar, y justifique como justifique su evidente incapacidad para buscar soluciones reales a problemas reales. Pero, como ya se dijo en otros artículos, no es sólo responsabilidad municipal, que sin duda lo es, también los empresarios de la zona deberían constituir una especie de comunidad, asociación o la forma jurídica que sea menester para extender y sufragar con unas aportaciones económicas a su costa la extensión de los servicios de jardinería de sus complejos de apartamentos y hoteles a todo este entorno, de forma similar a como se hace en las comunidades de vecinos. Si la zona es de todos, la satisfacción de los turistas fuera de sus establecimientos también es un bien económico que repercute en su cuenta de explotación. La participación pública del Ayuntamiento debiera ser imprescindible, pero visto lo visto, y a la vista está que no se pueden pedir peras al olmo, ni soluciones a los concejales. Tal vez haya llegado el momento, antes de que la ruina sea irreversible, de tomar iniciativas y pedir a los gobernantes insulares que si no pueden ayudar, al menos que no estorben. Es la misma idea que el genial Mingote expresa magistralmente en su viñeta, como un de diálogo entre dos personas, (ABC del domingo 28-02-2010), que aunque está referida a España, no deja de ser cierto que lo que abarca el todo también comprende una parte: - La muy esperanzadora Fundación Confianza asegura que esto (la crisis total española) lo arreglamos entre todos. - ¿Incluido Zapatero? - Si promete no estorbar… [gallery link="file" columns="4"]
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